Si estás emprendiendo este post es para ti; a no ser que entre tus objetivos estén hacer una ronda de financiación, tener Business Angels, presentar delante de una firma de Capital Riesgo y vender el 13% de empresa que te quede por una millonada. Si este es el caso, por favor, vete de aquí.
Pero si estás emprendiendo porque te mola lo que haces, porque te lo pasas bien y porque quieres seguir haciéndolo hasta que te canses (y te aseguro que eso pasa), este post es para tí.
En el primer camino, el de las rondas de financiación, habrá mucha gente que gane dinero SEGURO, pero tu lo más probable es que no. Ganarán dinero los asesores que durante ese camino se ofrezcan, cual Lobo de la Caperucita Roja, a enseñarte el camino dorado del emprendimiento a cambio de unos modestos honorarios o de un % de tu empresa. Ganarán dinero las entidades que se ofrezcan a tramitarte préstamos, subvenciones y financiaciones varias a cambio de un % del dinero que te consiguen (si, te lo consiguen ellos, pero lo devuelves tú… incluso la mordida que ellos se quedan). Ganarán dinero los auditores, consultores y contables que deberás contratar para confirmar que los datos que has dado para obtener ese préstamo son reales. Ganarán dinero los buitres que se quedarán una parte de tu empresa para ayudarte a llegar lejos. Pero no te olvides que, aun y teniendo a todos estos subidos al barco, el único que de momento está remando eres tú.
Así que tómatelo con calma, no tengas prisa porque quizás al final llegues a un sitio al que no querías ir… como esas noches de farra con pocas ganas y mucho alcohol en las que el conocido de un amigo tuyo os acaba llevando a un local con humo y luces rojas.
Ten claro lo que te gusta hacer, lo que te divierte. Lo que te mantiene despierto por la noche y lo que te hace despertarte temprano cada mañana (a parte de los hijos, que eso también es un emprendimiento… pero de los que ni calma ni slow ni leches). Mantente focalizado en hacer lo que te gusta y en hacerlo bien, en ser el mejor del mundo en ello. Encuentra quienes lo valoren y haz que lo valoren. Mantente fiel a tus principios todo el tiempo, no te perviertas por promesas de futuros ingresos. Trabaja duro, equivócate rápido y aprende de ello. Haz de tus errores de hoy las mejoras que implementarás mañana. Rodéate de gente positiva, que crea en tí y en tu proyecto y que aporte valor desde el primer momento. Hoy harás mejor lo que hiciste ayer, y mañana mejorarás respecto a hoy. No tengas prisa por crecer. Ante las decisiones importantes, piensa si realmente te ayudan a llegar a dónde quieres llegar, o si te está influenciando lo que se supone que deberías hacer.
Yo fui de los primeros, y fue un gran error. Y aún y así, pensé que ese era el único camino del emprendimiento. Pero por suerte, mi poder de convicción no fue suficiente. Y la Caperucita se comió al Lobo.