Está siendo todo muy diferente. Un parto rápido. Sólo dos días en el hospital. P ansioso por ver a G, su hermanita, por llenarla de besos y abrazos, por darle el bibe, por enseñarle todo lo que hace.

El primer contacto fue distante. P se la miraba desde lejos, pegado a su avi, con cara de «¿este es el bebé que estaba en la barriga de mami?». Sólo cuando supo que ya se iba del hospital se le acercó y le dió un beso.

El segundo día, todo cambió. Ya no quería separase de ella. Sólo quería darle besos, abrazos y mimos. Y desde que estamos en casa, así sigue. Igual de mimoso y de cariñoso que es con nosotros, lo es con G. Cuando G llora, P viene y nos avisa.

¿P tiene celos? de momento no. Si que requiere atención, como siempre la ha requerido. También quiere estar presente en todo lo que implica a G: cambios de pañal, bibes, curas del ombligo, eruptitos

Hermanos saltando

Hermanos saltando

No sé como evolucionará esto. Espero que bien, que siga queriéndola, mimándola y llenándola de amor. Espero que entienda que tener una hermana no hará que le queramos menos, sino que tendrá otra persona que le querrá. Espero que como hermanos, estén siempre uno al lado del otro, aunque estén a miles de kilómetros de distancia. Que cuando uno necesite del otro, sólo tenga que silbar.

Esa es la suerte que yo he tenido con los míos, y eso es lo que espero que tengan ellos.