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Papi, en el cole se ríen de mí y me llaman niña #MicroBullying

No me esperaba que este momento llegase. Almenos tan pronto, teniendo él sólo 4 años. Sabia que algún dia llegaría, pero me lo imaginaba lejano: teniendo él 8 o 9 años, o incluso en la adolescencia; es el que conocemos de las pelis o de las series. Normalmente intentamos prepararnos para estas situaciones y estar alineados en como lo gestionaremos como pareja, para no dejarnos llevar por reacciones viscerales.

Os pongo en situación: Esta semana mi hijo ha empezado el «casal» de verano. En lugar de ir al de su escuela, en Barcelona, va al del «club de tenis» del pueblo donde vivimos desde Enero. Pensamos que sería una buena manera de hacer amigos nuevos y de conocer a niños y niñas de su edad (4 años y medio). Pensamos que lo pasaría mejor haciendo deporte, corriendo, bañandose en una piscina que yendo un mes mas a su escuela con el calorazo que hace en Julio.

El Lunes fue medio convencido. Le costó quedarse porque no conocía a nadie, pero se quedó. Cuando lo recogimos nos dijo medio sin ganas que se lo había pasado bien pero que no quería volver. Martes un poco peor. Miércoles no se quería quedar ni de coña, pero no teníamos alternativa (maldita conciliación). Y ayer Jueves fué mucho peor.

Por la tarde, ya en casa, tocaba cortarse las uñas. Y para cortarlas tocaba quitarse la pintura de uñas, que llevaba desde hacía 3 semanas. No era la primera vez que se las pintaba imitando a su madre. Y en el cole las había llevado varias veces, y otros niños de su clase también. Estábamos acabando de cenar. Les dijimos que tocaba cortarse las uñas para «prepararles» para que después de cenar no les pillara desprevenidos.

Y ahí nos soltó la frase que nos dejó helados:

Los niños se ríen de mí y dicen que soy una niña por llevarlas pintadas. Quiero quitarme la pintura y no volver a pintarlas nunca más.

MALDITOS NIÑOS. MALDITOS PADRES DE ESOS NIÑOS. MALDITOS TROGLODITAS. MALDITOS ACOSADORES.

Estaba preparado para la «batalla» de las uñas, porque siempre es una batalla. Estaba preparado para el «no quiero cortármelas», los gritos, las patadas, la rabieta que siempre acompaña ese momento.

Pero no para esa frase.

¿Como se responde a esta frase? ¿Que le dices? ¿Que haces?

Esta es la lista de respuestas/acciones/reacciones que se nos pasaron por la cabeza, y algunas de las que hicimos (pero no me atrevo a reconocerlas):

  • «No les hagas caso a estos niños porque son idiotas«
  • «Pues quitamos la pintura ahora mismo y así no se ríen más de tí»
  • «No te tiene que importar lo que digan de tí los demás, porque nosotros te queremos por encima de todo eso»
  • «Respóndeles: tócame los cojones y verás como soy un niño»
  • «Siempre que te pase algo así tienes que contarnoslo enseguida»
  • Contrato a un niño mayor para protegerlo: las chuches van baratas
  • Bajemos al jardín, cortemos unas ramas y las afilamos. Las clavamos en el suelo, en la entrada de casa. Mañana vengo contigo, arranco cabezas de niños y las clavamos en las estacas. Ya verás como nadie más se mete contigo
  • Llamo al resto de padres del casal uno a uno para decirles que sus hijos han hecho eso
  • No vuelvo a llevar a mi hijo nunca más ahí, y me cambio de pueblo
  • Le pongo un cuchillo en la mochila
  • Hablo con los monitores del casal y les canto las cuarenta por no haberse dado cuenta
  • Le digo a mi hijo que eso son tonterías de niños y que no le haga caso
  • Le digo «ya te avisé que eras un poco rarito«

Mi hijo es especial. Es sensible. Es espontáneo. Es disperso. Es creativo. Es un líder nato. Los demás niños y niñas le siguen, pero él siempre necesita su espacio. Le encanta el contacto físico. Tiene mucha mucha mucha energía interior que necesita expresar y darle salida.

ME JODE SOBERANAMENTE QUE 4 DESGRACIADOS RETROGRADAS, SUS HIJOS Y EL PENSAMIENTO MACHISTOA ENDOCÉNTRICO LE PUEDA HACER SENTIR MAL O PUEDA HACER QUE NO SE EXPRESE O SE DESARROLLE COMO ÉL QUIERE.

Me encanta como es mi hijo, no podría ser más perfecto. Me encanta como es y quiero que llegue a ser lo que él quiera ser, sin que lo que los demás le digan le afecte.

 

Acoso en el parque: la Bruja y el Gorila

Esta es una historia de acoso. Hay una niña mayor que molesta a mi hijo en el parque. Mi hijo P tiene 3, ella debe tener 6 o 7. Es el demonio en persona. Se mete con los niños más pequeños. Es Pelirroja (como las brujas de las pelis) y tiene cuernos y le sale fuego de la nariz.

La primera vez vi que mi hijo ponía mala cara cuando la niña le hablaba. Me acerqué y le estaba llamando tonto y burlándose de él. Le di una colleja. Le dije a mi hijo que nos íbamos a otro lado del parque (es un parque grande) y que no le hiciese caso.

Creo que es mejor rehuir los conflictos la primera vez que ocurren.

La segunda vez, ví de lejos como la niña le perseguía, le tiró al suelo, le escupió y con un palo con hojas le asustaba. Cuando me acerqué y le grité que parara, se apartó un poco pero se quedó ahí desafiante. Le tiré de las orejas y la llevé a la policia. Le pregunté que dónde estaba su madre pero se fue corriendo. Preferí quedarme con mi hijo y hablar de lo que había pasado que perseguirla y arrancarle los pelos.

Ahí, como el parque está justo enfrente del cole, decidimos hablar con su profesora. Nos dijo que no sabía nada y que en el patio, que ella supiera, no había pasado nada. Que sólo comparten patio con los de P4 y P5, pero que estaría atenta.

Me falta un ojo.

Desde entonces, cada vez que vamos a ese parque (es dónde P quiere ir porque están todos sus amigos de clase) me falta un ojo. Tengo el izquierdo pendiente de él, el derecho pendiente de la peque y a la vez intento tener a la Bruja controlada. Además, se lo hemos contado a otros padres de la clase de mi hijo para que nos ayuden a echarle un ojo. Educar en tribu, cuidar en tribu. El pasado viernes, al ir al parque, un padre me dijo que sabía quien era la madre de la Bruja. La madre-bruja estaba sentado en un banco del parque, sin prestar atención a lo que estaba haciendo su hija. Y el pasado Viernes, volvió a pasar.

Ví cómo la Bruja andaba por el parque buscando follón con un Gorila niño de su edad al lado. Vieron pasar a mi hijo, que iba a subirse a una especie de castillo, y fueron detrás de él. Les pedí a unos amigos que vigilaran a la peque, y me acerqué a 3-4 metros para estar cerca pero prefería ver que pasaba y como reaccionaba mi hijo.

ABRO PARÉNTESIS

No soy de los padres que se lo van a dar todo hecho a sus hijos. Quiero que aprendan a desenvolverse. Cualquier ayuda innecesaria impide su aprendizaje que dice MontessoriPickleCarlosGonzález o uno de estos. Por eso les dejamos que intenten y se equivoquen, que persistan hasta lograrlo o hasta pedirnos ayuda. Queremos que sepan que confiamos en ellos para hacer lo que quieren, para desenvolverse en esta puta dura pero maravillosa vida. Que persistan. Que sean resilientes. Que inventen. Que se equivoquen.

Pero también quiero que sepan que SIEMPRE estaremos ahí.

CIERRO PARÉNTESIS

Así que en eso estamos. La Bruja le habla a P. P se la mira y le dice algo. Desde dónde estoy no lo oigo, pero veo que mi hijo se tira por el tobogán. Desde arriba, la Bruja y el Gorila le dicen cosas a mi hijo, que se gira buscándome. Así que me acerco con calma, saludo a mi hijo y le pregunto que pasa. Me dice que la Bruja le está llamando caca y caraculo. Me la miro y le digo “no le digas esto porque no le gusta, es un juego que no hace gracia y él no es un caraculo”.

TU CALLA, VIEJO” me grita ella.

ABRO PARÉNTESIS

Los que me conocen saben que soy un tío tranquilo. Me alteran pocas cosas, porque no merece la pena ponerse nervioso. Si te pones nervioso, no actúas con la cabeza sino con las entrañas. A las entrañas hay que escucharlas y hacerles caso siempre que se puede, pero no pueden “mandar”. Hay que saber en que entornos y en que momentos puedes darles el mando, dejar que sean ellas las que lleven las riendas de tus decisiones. Permitir que las entrañas manden mola mogollón, porque no hay que pensar demasiado. Sólo hay que actuar. Te desahogas. Sacas la mierda que llevas dentro.

Cuando estoy con mis hijos intento que sólo manden en los momentos de diversión, de risas, de besos, de cachondeo. Pero en los otros no. Cuando mi hijo tiene una rabieta (normal) y hace alguna gilipollez tontería, mis entrañas le darían una colleja. Pero no lo hago. Me tranquilizo, intento calmarle y hablar con él.

Mis entrañas son el niño que llevo dentro. Son el cerebro reptiliano que guía nuestros instintos más básicos. Son mis experiencias pasadas, las veces que en cole se metían conmigo por tener asma o las que yo me metía con JoseMaría por ser gordo.

CIERRO PARÉNTESIS.

“Pues tu caraculo y parece que lleves los pantalones cagados”

Mis entrañas hablaron. Hablaron por mí. Dijeron lo que yo tenía ganas de decir.

La Bruja y el Gorila se quedaron parados. Supongo que no se esperaban que un adulto de casi 40 y casi 2 metros les contestara como un niño de 5 años. Se quedaron parados. Se miraron entre ellos. Miraron a mi hijo.

Y mi hijo empezó a reírse; a reírse con la inocencia de un niño de 3 años que ve las cosas a su manera. Y mi hijo empezó a jugar. Me dijo “pues tu carapipí”. “Tu carapedo” le dije yo.

Mi hijo y yo nos pusimos a reír y seguimos jugando a decirnos tonterías uno a otro. Se tiró por el tobogan, y nos fuimos a otro lado.

PARÉNTESIS FINAL

Ahora nos toca esperar. Si vuelve a pasar, ni que sea algo breve, hablaremos con su madre y con el director del centro. No quiero hacer una montaña de esto, porque veo a mi hijo tranquilo. Tiene ganas de ir a ese parque, de jugar con sus amigos. Hemos hablado con él de lo que pasó. Sabe que no debe insultar a los niños, decir palabrotas ni molestar a otros niños. Pero también sabe que si le molestan puede y tiene que defenderse; decir que no le gusta lo que hacen, irse de donde está y buscar a un adulto que conozca para decírselo. Y también sabe que SIEMPRE nos tendrá a su lado.

¿Es esto un caso de bullying? Yo creo que no, almenos de momento. Pero creo que en estos casos mejor actuar a tiempo. Seguirlo de cerca y ver como evoluciona (como un principio de fiebre o un inicio de crisis en redes sociales).

Si vas a juzgarme por lo que le dije a la niña, puedes dejar tus comentarios en un papel escrito en tu casa y mentalmente lo leeré. Sé que está mal, pero no me arrepiento.

 

Niños que pegan

Hay dos tipos de niños: los que duermen y los que no. Los que comen y los que no. Los que gritan y los que no. Los que maman y los que no. Los que muerden y los que no. Los que tienen miedos y los que no. Los que pegan y los que no.

Mi P es de los que pegan. Desde pequeño. Era de los que mordían cuando no sabía como reaccionar cuando tenía poco más de un año; llegaba con señales de la guarde (algún bocado en la cara o en el brazo, un arañazo). Nada preocupante según la profe; a veces lo iniciaba él, a veces lo recibía él, a veces pasaba por ahí. Pero eso quedó en la guarde.

Hace tres meses empezó P3, y eso es la champions del pegar. Porque ahí hay muchos niños, mucha energía y menos control. Porque ahí hay niños (y algunas niñas) que pegan. Él lo dice así de claro: Pablito pega. Pedrito pega. Martita pega. Pero Juanito y Luisita no pegan. (nombres ficticios)

Hace unas semanas estábamos jugando en el suelo del comedor. Jugábamos con unos muñecos y empezó a decirme que cada muñeco era uno de sus compañeros. Y me contó que Martita estaba llorando en el suelo  y que Pablito y Pedrito le pegaban patadas porque eran muy fuertes. Le pregunté qué había hecho él, y me dijo que nada. Le dije que debería haberles dicho que esto no se hacía y que tendría que habérselo dicho a su profesora.

Me ha repetido la historia varias veces desde entonces. Y desde entonces le repetimos lo mismo: que los valientes y fuertes no pegan. Que los que pegan son los débiles y cobardes.

La niña soledad

La niña Soledad se sentía sola. No tenía muchos amigas, y las pocas que tenía, Tristeza y Melancolía, no le aportaban demasiado. Soledad se encerraba en ese trío de amistades, y eso no le permitía conocer gente nueva.

A veces venían amigas de Tristeza al grupo: Desidia venía muy a menudo, Pereza pocas veces porque nunca tenia ganas de moverse y de vez en cuando venía Depresión, cuando el Prozac hacía efecto.

Pero Soledad no era tonta. Le daba miedo estar sola del todo, pero vió claro que era la única manera de sentirse llena. Entonces decidió separarse de sus hasta entonces «amigas» y enfrentarse ella sola contra el mundo.

Empezó a conocer gente nueva. Conoció a una tal Introspección (debía de ser rusa con ese nombre) que la ayudó a conocerse mejor. Introspección le presentó a su mejor amiga, Autoconfianza. Autoconfianza le enseñó a valorarse por ella misma, a no depender de la opinión de los demás. Le dió el timón de su propio barco.

Soledad se sentía nueva. Tarareaba música yendo por la calle, se sentía suficientemente guapa para mirar a los niños de frente (Vanidad, Narciso y Egoísmo estaban colados por ella!!) pero supo apartarse de las malas influencias (Soberbia y Lujuria nunca le cayeron bien).

Abrió su mente a nuevas experiencias, se juntó con ese grupo de chicas que siempre miraba en el recreo con intriga y curiosidad (Tranquilidad, Calma y Reflexión se llamaban).

Notó como desde ese día, desde que Soledad, gracias a Autoconfianza, se juntó con Tranquilidad y Reflexión, fue aceptada cómo parte de la sociedad y dejó de ser vista cómo un bicho raro.

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