8 años y medio no pasan en balde. Soy más viejo, más gordo y más calvo. Tengo menos energía, y debo modularla más. También tengo más experiencia, tanto para lo bueno como para lo malo.
He cogido el padre que pensaba que seria, le he restado el padre que creo que soy ahora y este es el resultado.
MENOS PACIENCIA
Tengo menos paciencia. Con los enfados y las rabietas. Con los ataques de ira. Con su tozudez para aprender, para escuchar o para hacer algo. Me sube la bilirrubina más rápido. No sé si es por el cansancio, por el «callo» que me han causado las experiencias pasadas con ellos o porque ellos están más intensos. Pero a veces les grito. A veces me enfado irracionalmente. A veces permito que los problemas del trabajo o de la vida afecten mi relación con ellos.
MÁS EXIGENTE
Conmigo mismo, porque creo que ya lo sé todo y que debería tener ya soluciones para todo – sobretodo cuando me comparo con mi yo padre primerizo que no sabía nada pero afrontaba todo con valentía.
Con ellos también, y quizás ligado a la falta de paciencia, pero les exijo más. Esfuerzo, resiliencia, educación. Y se lo exijo desde una postura de «esto debería hacerlo porque sí»- muchas veces sin aportar nada de mi lado.
MÁS DESCONFIADO
No me fío del sistema educativo. No están preparados para gestionar de manera personalizada las necesidades de mis hijos. No tienen soluciones a algunos de los problemas que se enfrentan en la escuela. No nos informan a los padres. Responden con evasivas, dando largas y chutando la pilota para alante.
MENOS SOCIAL
Tras 6 y 4 años compartiendo parque y cumples con los otros padres y madres de la escuela (mis criaturas llevan con el mismo grupo de escuela desde los 3 años), ya no intento caerles bien a todos. Ya no soporto depende que qué tonterias en los grupos de whatsapp de padres o en las reuniones de escuela.
También escribo menos en el blog. Comparto menos mis pensamientos sobre paternidad en redes sociales. Participo menos de esta maravillosa comunidad que son los Papás Blogueros. Veo las mismas quejas, padrazadas y conversaciones en padres recientes que ya compartíamos hace 8 años, y me desespera esta sensación de Hamster reinventando la sopa de ajo.
PERO NO EN TODO TENÍA QUE SER PEOR… HAY ALGUNAS COSAS QUE VAN MEJOR DE LO ESPERADO
CONCILIO MÁS
Concilio más y mejor de lo que me esperaba. Puedo acompañarlos casi cada mañana. Puedo pasar tiempo de calidad con ellos cada día. Puedo correr a por ellos cuando hace falta.
Creo que he llegado aquí por dos motivos – equipo y elección.
He tenido la suerte y el privilegio de poder elegir empleos y empresas que me garantizaban flexibilidad laboral. Y he tenido la suerte de que la mayoría de mis jefas (porque la mayoría han sido mujeres) me han ayudado a equilibrar la vida personal y profesional.
Y respecto al equipo…
PAREJA MÁS FUERTE
Somos una pareja más fuerte incluso de lo que esperaba. Totalmente alineados en lo que refiere a paternidad. Totalmente complementarios en lo que hacemos para que esto funcione.
Hemos sido transparentes, ambiciosos y valientes para ir un paso más allá cuando ha hecho falta, teniendo claro que siempre la única prioridad era la familia. Y nos va muy bien.
yyoconestasbarbas
La evolución natural de la mayoría, imagino. Cojeando de aquí, soltando lastre de allá y afinando por acuyá en aquello que ya te vas viendo venir a kilómetros porque esa peli ya la has visto unas cuantas veces antes.
O sea… Que vamos por el buen camino, Pau. ¡ A tope ahí! 😉